En la actualidad hay una mayor competencia respecto al valor de los productos cerámicos y su calidad, esto es mejor para los consumidores ya que pueden decidir donde comprar y que productos comprar, pero, ¿En que nos basamos para decidir que piezas cerámicas son mejores?
Sí, un color que entone con nuestra decoración permite acercarse más a nuestro hogar ideal.
Sí, los adornos que pueda contener la pieza especial de cerámica permite diferenciarla de otras y la hace única.
¿Nos hemos fijado en la calidad y seguridad que nos pueden dar esos productos cerámicos? ¿Sabés diferenciar la calidad de un producto a la calidad de otro?
Si no es así en este artículo te mostraremos las diferencias y los criterios a seguir, si sabes diferenciar la calidad de las piezas te diremos algunos consejos que quizás no sabías.
La calidad de las piezas depende del método de fabricación utilizado y los materiales utilizados. La calidad de los productos cerámicos es difícil de evaluar por que casi siempre habrán defectos, esto se debe a la necesidad del trabajo manual en la producción de las piezas.
Pero por suerte hay formas de detectar los defectos y asignarles un criterio de calidad, este criterio de calidad son: A, B y C. También se suelen llamar: Primera, Segunda y Tercera.
Un producto se considera de primera calidad o calidad "A" cuando al menos el 95% de las piezas del lote no tienen defectos superficiales o estructurales, y el tono y las medidas de las placas responden a la variación esperada. Cuando el producto mantiene estos criterios se considera como excelente.
Una pieza cerámica de segunda calidad o calidad "B" es un producto con defectos que no llegan a ser importantes y cumple la función para la que fue creado.
El producto de tercera calidad o calidad "C" es una pieza en la cuál los desperfectos no permiten aprovechar la mayoría de la pieza cerámica.
Existen estándares para clasificar la resistencia de los materiales cerámicos. Los cuales determinan la resistencia de las piezas cerámicas según la reacción que tienen sometidas a pruebas de control. En estás pruebas se evalúan la absorción del agua, la resistencia a golpes y a ralladuras, resistencia a químicos con esmalte y sin él, y más.
La manera más rápida para comprobar la calidad es observar la pieza minuciosamente en busca de desperfectos como: insuficiente esmalte, orificios o agujeros, excesivo esmalte, superficie esmaltada áspera, arañazos, grietas, diferencias de color, manchas de color, esmalte mal adherido, esmalte pegajoso.
Si no tiene ningún defecto mencionado es de primera calidad, no hay una norma o criterio que obligué a los vendedores de cerámica a dar unos mínimos de calidad por ello debemos de tener cuidado donde compramos nuestras piezas especiales.